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Tu vida es Tuya

lunes, 03 de abril de 2017

Hay vida después del divorcio

Después de descubrir que tu proyecto de vida es más corto que tu vida...

Después de despertar una mañana irreal en una cama sólo medio deshecha...

Después de pelear por la última miga de una mesa ya vacía...

Después de asumir que el tiempo de tus hijos va a ser repartido con quien ahora quieres olvidar...

Después de la culpa, la ira, el dolor, la tristeza, la soledad…hay vida.

Y es una vida bella, buena, plena. Es la vida que tú desees porque ahora, como siempre, tu vida es tuya. Tuya para definir cómo quieres vivirla, tuya para distinguir qué es lo más importante, tuya para decidir cómo te quieres sentir.

Mírate al espejo. Quizá tu reflejo está ahora confuso, triste, desgastado… Me gustaría decirte que te puedes saltar esta etapa negra, este “agujero”, pero no puedo más que prometerte que pasará, que si la vives con honestidad y confianza, te hará más fuerte y te mostrará la nueva oportunidad que se perfila ante ti.

Pero mírate de nuevo, no te quedes en el mero reflejo y piérdete en tu mirada. Encuentra esa parte de ti que lleva escondida hace ya tiempo, asustada por la inmensidad de todo lo que está ocurriendo, a la espera de una señal para asomarse a tus ojos y definirte como lo hacía antes. ¿Lo recuerdas? Esa chispa que no estaba apagada por el dolor, sino que centelleaba avivada por la ilusión, los planes, los sueños…

¿Te acuerdas de tus sueños…? Siguen ahí, puedes tocarlos, remodelarlos, volver a ponerlos frente a ti para seguirlos de nuevo, para inspirar otros sueños.

Llena tus horas, no malgastes ni una. Las que pasas con tus hijos, llénalas de amor, de risas, de relación renovada. Las de soledad, llénalas de ti, de tus planes, de tu ilusión reencontrada. Pero llénalas, no las dejes pasar en la ansiedad de que vuelvan tus hijos, porque cuando vuelvan ¿qué vas a ofrecerles? ¿dolor?, ¿rencor…? ¿No prefieres ofrecerles ilusión, alegría? Ellos merecen formar parte de una vida plena, feliz, no de una vida hecha de retazos y angustia. Quiérete.

Coge su luz, alumbra con ella tu oscuridad y permite que te guíen hacia tu nuevo yo. Es paradójico, pero tus hijos son a la vez la culpa que te hunde y la ilusión que te permite flotar. Permítete la cura de vivir como un niño, en un mundo más sencillo, con menos preguntas y sin pretensiones. Preocúpate por las cosas realmente importantes: respirar, dormir la siesta, comer cosas ricas, dejarte abrazar, estar juntos, disfrutar de ese último rayo de sol que entra por la ventana…Siente.

No busques refugio en la batalla, no uses como escudo los ataques “del otro”. No permitas que la ira ni la culpa llenen tus arsenales porque tienes que guardarlos dentro de ti y podrían explotar… Construye tus murallas con las risas de tus hijos y con el cariño de los tuyos y, como decía la canción, permítete el lujo de dejar entrar sólo las cosas buenas. Soporta con fuerza y honestidad cualquier ataque, porque pronto pasará…

Mírate a los ojos. Es cierto que quizá aún no te sientas con fuerza para que ese yo maravilloso emerja, pero no pierdas de vista ese pequeño brillo que se esconde al fondo, que te promete que hay vida después del divorcio. La tuya.

 

 

 

¿Quién es Ana?

 

 

"Ana ha estado casada, descasada y ahora felizmente recasada. Si quieres saber más de todo lo que aprendió en su camino, puedes conocerla en www.refamiliayotrosenredos.com"

 

 

 

 

 

 

 

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