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Experiencias de divorcio en "Cenas Adivina"

martes, 02 de mayo de 2017

 

El pasado mes compartí en Cenas Adivina (podéis ver aquí el post completo: http://cenasadivina.com/experiencias-reflexiones-divorcio/ ) una velada emocionante, escuché y acompañé a un grupo de mujeres valientes y generosas por compartir sus procesos, sus sensaciones, emociones, preocupaciones y sueños.

 

Nunca me cansaré de escuchar historias de vida, tengo el privilegio de dedicarme de manera profesional a ello y por ende aprender cada día de todas ellas.

 

Cenas Adivina es un espacio donde compartir historias, por unas horas se nos olvida que somos un grupo de personas desconocidas  y se crea un ambiente de confianza y respeto donde poder abrir tu corazón acompañada por las miradas cómplices que no sólo escuchan, se identifican, se emocionan y se dejan llevar.

 

Los procesos de ruptura de pareja son complicados, esto es una realidad, cuando además existen “hijos comunes” se requiere un esfuerzo  en ocasiones “sobre-humano” para dejar al margen el conflicto que ha roto la relación y centrarse en el bienestar de los hijos.

 

Nadie nos enseña que  cuando decidimos ser padres lo seremos para siempre y “siempre” significa  hasta el final de los días, independiente-mente de que seamos o no pareja, matrimonio, compañeros de vida…

 

Hay parejas que se ponen de acuerdo y gestionan responsablemente su divorcio, se comunican, se entienden, se respetan, colaboran, empatizan, son generosas y sobre todo pacientes.

 

Hay parejas que no se entienden, no se comunican, no se respetan y se hacen la vida imposible, compartiendo un nivel de conflicto y estrés muy alto que no sólo perjudica a los “hijos comunes”, los más afectados sin lugar a dudas, son ellos mismos.

 

¿Qué hacer entonces? ¿Si uno pone todo de su parte para resolver de un modo coherente y sensato y el otro se niega?

 

Para mí como profesional, éste es el mayor reto al que me enfrento cada día.

En estos casos, no queda otra que aceptar la realidad y poner todo de nuestra parte para que las cosas se vayan resolviendo del mejor modo. No es fácil, nada fácil.

 

El divorcio no es sólo un contrato, un trámite legal, es mucho más. No sólo se rompe la relación de pareja, se rompe la estructura familiar, proyectos comunes, amistades, familiares, expectativas, economía, sueños…es un proceso que engloba diferentes pérdidas.

 

El divorcio también es una etapa que se supera, puede suponer una oportunidad para “comenzar de nuevo” para “crear otro modelo de familia” ni mejor ni peor, diferente.

 

En la cena repetí en varias ocasiones que “no es el divorcio el que afecta a los hijos, es la forma que tienen los padres de gestionarlo y llevarlo a cabo”.

 

No todos los matrimonios aportan bienestar y felicidad por constituirse bajo esa forma jurídica, lo fundamental tiene que ver con la forma en la que nos comunicamos con los otros, en el lenguaje que utilizamos, los afectos que damos, la seguridad que aportamos, la responsabilidad, la congruencia de nuestras acciones…y eso más que del “estado civil” depende de quiénes somos en realidad.

 

 

“La familia es la más adaptable de todas las instituciones humanas: evoluciona y se amolda a cada demanda social. La familia no se rompe en un huracán, como le sucede al roble o al pino, sino que se dobla ante el viento como un árbol de bambú en los cuentos orientales, para enderezarse de nuevo”.

Paul Bohannan, Todas las familias felices.

 

 

 

¿Quién es Silvia y  Cenas Adivina?

 

La idea surge de una necesidad de aprender, de dar salida a una inquietud muy grande por saber de muchas cosas interesantes que no sé. Estaba yo compartiendo esta reflexión con “mi darling” cuando mi madre me trajo de Sintra un bajoplato precioso y de pronto ¡todo encajó! Se me ocurrió que la mejor manera de aprender divirtiéndonos era organizando veladas como las de antes, donde se preparaba una comida especial, se sacaba la mejor vajilla y se invitaba a un persona interesante para empaparse de su experiencia y de sus conocimientos en un ambiente cuidado y familiar. Mis abuelas Encarnación, Patrocinio, Hilda e Isabel ya lo hacían desde 1700 así que va a ser que ¡me viene de familia!

¡Reconozco que me encanta el lío! Somos 9 hermanos y mi casa siempre estaba llena de gente, a mi padre le encantaba organizar comidas entre amigos donde las sobremesas se alargaban hasta la noche. Así que reinventado las tradiciones familiares, y con la complicidad de mi marido y el apoyo de mi madre y mis hijos, compartimos esta iniciativa para aprender de una forma nueva y a la vez de lo más antigua. Una oportunidad para conocer gente buena y ampliar conocimientos hablando, compartiendo, debatiendo… siempre desde el respeto y con máxima educación.

Cenas Adivina no sería posible sin la generosidad de expertos e invitados que se vienen a compartir conocimientos, experiencias e inquietudes.

Mil gracias por acompañarme en este sueño,
Silvia

Puedes seguirla en http://cenasadivina.com/home/

 

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